Máximos trofeos para el valenciano, que sale a hombros con El Fandi y Manzanares. 

Enrique Ponce ha hecho historia esta tarde al indultar su cuarto toro en Murcia y el número 42 de su carrera profesional. El valenciano hizo una gran faena al toro Filósofo, del hierro de Olga Jiménez, al que le perdonaron la vida, cortando dos orejas y rabo. También salieron a hombros El Fandi y Manzanares tras cortar dos orejas cada uno.

Ficha: Domingo, 14 de septiembre

Ganadería

Se lidiaron toros de Hnos. García Jiménez, bien presentados y de juego desigual. El cuarto, número 32, de nombre Filósofo, colorado de 530 kilos, fue indultado.

Toreros

Enrique Ponce, ovación y dos orejas y rabo simbólicos.

El Fandi, oreja y oreja.

José María Manzanares, palmas y dos orejas.

Comentario

Ponce fijó bien en el capote a su primero, un toro que tendía a irse suelto. Se lució en un quite por delantales rematado con buena media. En los primeros muletazos el toro dio un volantín que le pudo mermar, pero ya en la primera serie diestra Ponce le cogió el ritmo. En la segunda dejó la muleta en la cara del toro para hacerlo embestir y ligar. En la tercera tanda el toro comenzó a afligirse. Mató de media muy trasera. Ovación tras petición.

Al segundo de su lote lo indultó. Fue una faena sin fisuras en la que Ponce desplegó lo mejor de su tauromaquia. Fue clave la suavidad y la perfección con la que Ponce lo toreó de principio a fin, haciéndole las cosas muy bien hasta conseguir una obra completa por ambos pitones con variedad y calidad que condujo al perdón de la vida del animal. Fueron dos faenas en una con lo mejor de Ponce: toreo desmayado con la derecha y encajado al natural. El público pidió el indulto y el presidente lo concedió. Ponce paseó los máximos trofeos.

El Fandi recibió al segundo con dos largas cambiadas y lances estimables. Hizo un quite por chicuelinas rematado con revolera. Se lució también en banderillas y comenzó la faena de muleta de rodillas toreando por alto a su oponente. La faena tuvo el mérito de sacar todo el partido posible de un toro que se dejó pero al que le faltaron muchas cosas. La suya fue una labor de entrega y variedad. Estocada desprendida.

El quinto fue un sobrero de El Pilar en el que El Fandi volvió a lucirse en banderillas. A la muleta llegó muy parado, por lo que no fue buen colaborador. Con todo, el torero de Granada supo buscarle las vueltas y hacerle una faena que, bien rematada con la espada, le valió otra oreja que le abrió la puerta grande.

Manzanares toreó con suavidad de capa al tercero de la tarde, un toro que llegó con poca fuerza y soso a la muleta. El torero alicantino suplió esa carencia con compostura en todo lo que le hizo, toreando con temple y buen gusto por ambos pitones, sacando partido de un animal mediocre a base de insistencia y buena técnica. Mató de estocada. Palmas.

Más complicaciones tuvo el sexto, que no humillaba y pegaba tornillazos. Manzanares estuvo dispuesto con él y le ligó series con la derecha que tuvieron mucho mérito. Logró caldear el ambiente a base de firmeza y de estar muy por encima de su oponente y mató de estocada, siéndole concedidas las dos orejas.

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